Los pájaros con sus plumajes de colores. Son los animales
más bonitos de la creación. Para mí. Con sus vuelos rasantes de balcón en
balcón. Los hay pequeños y
especializados en hacer el nido en los balcones de los pisos. Dentro de poco los
más comunes empezaran anidar. Son urbanistas. Se aclimataron a las grandes
ciudades. Nos cantan por la mañana. Esas mañana soleadas de primavera, que
están a la vuelta de la esquina. Revolotearan alrededor de nuestros balcones,
sabemos que el nido está cerca. Dan de comer solícitamente a sus retoños. Son
muy familiares. Ves a la madre como al padre llevando comida a los pequeñines.
Parece mentira como se han adaptado a las ciudades. En ellas encuentran comida
y abrigo. Por eso ya no emigran a otras latitudes en invierno. Pasa lo mismo
con las cigüeñas. Ave típica de todas las ciudades Españolas. Da gusto verla en
los humedales comer y recolectar comida para los cigüeños que están en la torre
del pueblo. También en las grandes ciudades las ves que hacen el nido encima de
un poste de los que llevan electricidad
a la ciudad. Parece mentira que lo hagan a escasos centímetros por donde pasa
la alta tensión. Tensión que fulminaría
a cualquiera que se aproximara a ella. Ellos están aislados, por eso no mueren.
Se adaptan al medio, digo yo. Los humanos producimos basura, ellos la reciclan y viven de ella. Están cerca del ser
humano. Dándole alegría y recordando siempre que están ahí. Cuando escuchas sus
trinos es señal que llego el buen tiempo. Es la primavera que viene a renovar
la vida. Se renuevan las hojas de los árboles, las flores de los parques y todo
el barrio se pone precioso. Se nota que la vida irrumpe como si fuera un ciclón. Ves a los mayores
que van de paseo al parque cercano. A calentar sus huesos ya encogidos por la
vida. Dice el refrán que no hay bólido que corra más que el tiempo. Igual
que la noche trae al día, un año trae
otro y así sin darnos cuenta llegamos a ese invierno humano que es la vejez.
Por eso a mí me alegran los pájaros, siempre etéreos, siempre activos, con
vuelos, parece mentira que se puedan realizar. En el fondo es la envidia. Dulce
envidia que los tengo. Sueño algún día en quizás otra dimensión, volar como
ellos.
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